29 de agosto de 2011

Balada triste de trompeta: payasos, armas y dos metralletas humeantes


El cine español, en los últimos veinte años, ha brindado una cantidad de directores que más bien pueden estar emparentados con lo que es el cine de género norteamericano, que con lo que puede revisarse del cine europeo de las décadas del 70 y la primera mitad de la del 80. Junto a Alejandro Amenábar, Jaume Balagueró y Paco Plaza, Alex de la Iglesia es el director de cine español más preciso que existe. Su última película, Balada triste de trompeta, es su film más político y en el que despliega todo su fanatismo por lo exuberante, lo gore, el humor negro y lo sexual para contar una historia que tiene una significancia mucho mayor que su propia narración.
El relato de Balada triste de trompeta es el de un chico, Javier, que en 1937 y durante la Guerra Civil española ve cómo su padre, uno de los payasos del circo en el que trabaja, es apresado por el ejército del General Franco. Este episodio tendrá consecuencias fatales en su vida, principalmente cuando él se convierta, a comienzos de la década del 70', en el payaso triste de otro circo, y dónde librará una batalla descarnada contra el golpeador y violento Sergio, el payaso tonto, por el amor de la trapecista Natalia. 


De la Iglesia produce por momentos una clase de historia filmada, cuando mediante imágenes de archivo hace una síntesis de los momentos vividos por España durante el franquismo, época de prohibición, persecución y autoritarismo. En ella se ven todos juntos y pegados personajes famosos, cantantes, películas y noticias españolas de la posguerra hasta dar paso a la batalla de los payasos.
Los personajes de Balada son violentos, torpes, sexópatas, salvajes pero también inteligentes y sufridos. Todo es exagerado, áspero y algo grotesco, y la crítica hacia eso es tácita. El humor negro sobreviene en los momentos menos esperados y el drama más cruento y triste aparece cuando uno menos lo anticipa.   


Si bien hay referencias a otras producciones -hay algunos guiños a Freaks, de Tod Browning, a algunas películas de Alfred Hitchcock, y ciertos momentos remiten a Inglorius Basterds, de Quentin Tarantino- Balada triste de trompeta es la cinta de de la Iglesia con menos citas a otras películas.
Sin llegar a la excelencia que alcanzó con La Comunidad y El Día de la Bestia, ni tampoco lograr la caricaturas tan marcadas como hizo en Crimen Ferpecto y Acción Mutante, el director español tiene una muy buena muñeca para construir con valentía e intencionalidad política esta historia donde no hay ni buenos ni malos, sino enemigos.


Las escenas de guerra y ciertas secuencias filmadas en el circo -el cual a propósito funciona sobre la base de una ciudad destruida- como también la reconstrucción de varias épocas, son muy bien logradas. Los actores Carlos Areces, el payaso triste, y Antonio de la Torre, el payaso tonto, funcionan a la perfección como pareja antagónica. 
Aunque hay que decir que lo peor de la película es la performance de la parte femenina, encabezada por la novia del director, Carolina Bang, que tiene unos ojos hipnotizantes, pero no termina de conmover como debería con su personaje de la trapecista.
Párrafo aparte merece la aparición del conocido Raphael, en imágenes de archivo, cantando caracterizado como un payaso e interpretando la canción que da origen al nombre de la película, como también la presencia del reconocido clown Fofito y de algunos actores que en otras producciones de de la Iglesia fueron protagonistas. 
Santiago Segura, hace un bizarrísimo payaso trajeado con un vestido rosa y matando a machazos a franquistas, Enrique Villén personifica a un gracioso esposo de la dueña de los perros del circo y Sancho García que se mete en el personaje del Coronel Salcedo, quien tendrá un duelo especial con Javier durante toda la película.
Balada triste de trompeta ganó un par de premios Goya en 2010 por nominaciones técnicas, pero se alzó con dos premios en el Festival de Venecia a mejor director y mejor guión. De acuerdo a cifras que arrojan algunas páginas especializadas, costó unos 7 millones de euros. Bien invertidos están, seguro.   



1 comentario:

  1. La vi anoche con Otto Schneider.
    No es una joya, ciertamente. Pero esta muy bien.
    Filma lindo el turro pero aca algo falta. Que? Ni idea.

    Ah… es de muy puto criticar a Carolina Bang, sábelo

    Abrazo de payaso

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